A la vista de la deriva que va tomando una parte de la población mundial, educar en valores se hace más imprescindible que nunca. Y al mismo tiempo es cada vez más difícil por los constantes estímulos negativos que recibimos por todas partes.
Si nos fijamos en los niños, los adultos del mañana y donde deben dirigirse más esfuerzos, están constantemente bombardeados con un sistema de valores que se impone por la ley de los hechos consumados. Hablando como norma general, aunque ya sabemos que generalizar siempre acarrea injusticias, juegan a videojuegos, ven vídeos en YouTube o la tele convencional, juegan con otros niños, hablan con más personas…
Todas estas acciones constituyen también la educación del menor, y a edades tempranas son una parte importante además. Y no queremos decir que todos los estímulos que recibe son malos, ni contrarios a los que en la escuela o la familia quieran enseñarlos, pero desde luego no todos son adecuados para un niño.